jueves, 3 de septiembre de 2015

Un convite a recrear nuestra existencia


PRÓLOGO del PODER CREADOR DE LA CONCIENCIA.
 Esta obra, un insondable designio del destino. Un convite a recrear nuestra existencia compartiendo “lo que sirve de mí”; o simplemente, un anhelo de mi alma.
Mirando en retrospectiva, aún, me asombro. También confirmo cómo, en nuestra más tierna infancia, poseemos la semilla de los frutos de nuestra vida.
La tesis que presento comenzó su gestación con “la pequeña curiosa” que indagaba persistentemente: ¿De dónde vengo?; ¿por qué soy “una persona” y no “una rana” o “un limonero”?; ¿por qué veo primero “el relámpago” y más tarde escucho “el trueno”?; ¿por qué “los buenos” matan a “los malos” y siguen siendo “buenos”? Encontrar respuesta a estos interrogantes me ha tomado, literalmente, “una vida”.
En el devenir, me he sentido arrojada a lugares desconocidos e inimaginables. Más allá de mí, “El poder creador de la conciencia” había tomado “vida propia”.
La obra nos despoja “de lo aprehendido” alentándonos a pensar creativamente y a confiar en el guía interior; nos libera de preconceptos, teorías y juicios habilitándonos a desplegar nuestros propios discernimientos.
Sortea algunas “encrucijadas lingüísticas” mediante alegorías, metáforas, imágenes, insinuantes “giros literarios” y formato de edición “no tradicional” que nos estimulan a descubrir “lo esencial” y “lo velado”.
En los tiempos actuales, acontece un extraordinario proceso de liberación de “vetustas prácticas humanas”, nos preparamos para parir “nuevas realidades”.
Una instancia donde “los humanos” podríamos percibir, conocer y experimentar la unidad, la totalidad y el fluir con el “orden cósmico”.
La ciencia prosperó en el estudio de la psiquis, el átomo, el mundo subatómico y la inteligencia molecular, es tiempo de estudiar científicamente “la conciencia”.
Al adentrarnos en “El poder creador de la conciencia” expandimos nuestras habilidades perceptivas; integramos conocimientos científicos con milenarias filosofías; teorizamos sobre un nuevo objeto de estudio: “la conciencia”; desovillamos el enigmático proceso evolutivo; aprehendemos “una teoría integradora de la evolución humana”.
Una teoría para intuir, idear, crear y aprehender una red lingüística y conceptual que acune a las nacientes posibilidades de la conciencia planetaria.
Un paradigma que nos revele “las fuerzas subjetivas” que moldean las realidades; trascienda aparentes contradicciones; integre situaciones paradojales; descubra “cómo creamos lo que creamos”.
En suma, “un contexto” para integrar disímiles entendimientos y desplegar inexploradas potencialidades de la existencia humana.


Margarita Llada
Buenos Aires, 25 de agosto de 2013

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